Introducción a "Carola"
Los misteriosos caminos de Noelia
Y Noelia, iba
abstraída, muy campante, ascendiendo por la calle Juramento del barrio del
Belgrano, justo enfrente de la primera de las barrancas. Al llegar a la
intersección con 3 de Febrero, detuvo su marcha para observar la confitería –
bar en esa peculiar esquina de varias esquinas, pues de ahí también, parte una
cortada, de nombre Zavalía. Una cortada especial. Como algo penumbrosa, a causa
de los altos plátanos, de esos plátanos que a Noelia le destrozaban, no el
corazón, sino sus narices, con plétoras de estornudos primaverales.
Y Noelia las vio a
ambas. Una par de damas. Una agraciada. La otra común. Una glamorosa y con
aires despreocupados, vale decir, con aires de “estoy al pedo y no se qué
mierda hacer de mi vida”, la otra una anteojuda de blusa blanca y pollera
negra, casi un uniforme… Una inusual díada. Por momentos impensable. Como una
curva recta o una recta curva. Pero… si en el universo no euclidiano, las
paralelas se tocan, todo es posible en este, un universo más prosaico, más
cotidiano, más a mano. Incluso ellas, sentadas en la vereda sobre Avenida
Juramento. La del glamour con un vaso de algo como martini y unos pochochos
salados. La otra, nada.
Y Noelia se sentó en
la mesa contigua. Y Noelia, escuchó una historia. Como tantas veces había
escuchado. Sólo que esta historia, era la de Carola y Lorena…
© Jorge A. Vai 2012