miércoles, 24 de abril de 2024

He sido mil nombres y ninguno

 

“He sido mil nombres y ninguno. He sido un ángel y un demonio. He sido blanca y aborigen. He sido adorada y despreciada. Tanto me sometieron, como sometí. Me dieron de latigazos y me besaron la mano. De todas ellas, tampoco yo sé bien quién he sido. Quizás todas a la vez y ninguna. Temo por Mailén. No deseo que muera por mi culpa. Nadie más debe morir por mí. Si he de pagar por mis crímenes que estos hombres del siglo XIX me imputan, será más por su complejo de inferioridad, que por lo crímenes en sí, pues ellos no se tienen piedad a la hora de cortar sus pescuezos, pero mi peor crimen quizás es no doblegarme ante ellos. Mi único crimen, ahora que lo pienso, es pretender ser libre, de cuerpo y espíritu. Pero qué soberana estupidez arrogante, el querer ser libre en pleno gobierno de un autócrata, borracho de poder y sangre, a veces me sorprende mi propia estupidez…”

Diario de Leticia, sábado 14 de julio de 1849.
Tres años antes de la caída de Juan Manuel de Rosas.




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