martes, 28 de mayo de 2013

viernes, 24 de mayo de 2013

Razones


Tus motivos, no 
son los míos...
Tu percepción es
la miopía de un miope.

El vacío de 
un indigente
pródigo de
alguna riqueza
pretérita,
tan presente y
tan muerta...

Tus razones,
no son las mías.
Muros de papel, 
de barro,
de nada de
toda nada,
sólo muros, 
imaginados, en
tu imaginario,
imaginando fantasmas,
imaginando bestiarios...

Sí...
Me has 
abandonado...
Y el carrusel
sigue su giro...
Nada lo detuvo,
nada lo detendrá, 
hasta el último
segundo del
fin de los segundos...

Registrado en la Dirección Nacional de Derecho de Autor
de la República Argentina 2011.

jueves, 23 de mayo de 2013

De finales iniciáticos


Según pasan los días

"Yo solía beber 15 horas al día, pero principalmente vino y cerveza. Debería estar muerto. Y lo voy a estar. No es tan grave, cuando lo piensas. He llevado una vida extraña y confusa, de total y espantosa servidumbre, en su mayor parte. Pero creo que la diferencia estaba en la manera en que me abría paso entre la mierda. Volviendo la vista atrás, creo que siempre exhibí cierto grado de impasibilidad y de clase, al margen de lo que ocurriera".

Charles Bukowski
"El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco"

Linda Lee Bukowski - todos los derechos reservados, 1998.
Editorial Anagrama - todos los derechos reservados, 2000.-


Más allá de lo racional...




¿Por qué Stella permanecería junto a un troglodita como Stanley Kowalski? Quizás sólo baste observar su mirada hacia él... Un deseo que va más allá de lo racional. Más allá de toda justificación lógica...
"Un tranvía llamado deseo", la obra de Tennessee Williams llevada al cine por Elia Kazan en 1951 e interpretada por un monumental y "brutal" Marlon Brando, junto a Vivien Leigh y Kim Hunter. 

Bar de los corazones encontrados

- ¿Vos sos la que me robó el corazón?
- Podría ser - contestó ella con un desparpajo poco descriptible.
- Bueno, pero me lo tenés que devolver - repliqué yo.
- No - respondió ella.
- ¿Y por qué no? - pregunté algo desorientado.
- Porque no lo robé. Lo encontré en este bar, junto a una taza de café cortado a medio beber.
- Pero me lo tenés que devolver - insistí yo.
- No. Lo encontré y me lo quedo. Y yo, te ofrezco el mío. 
- Dale. ¿Entramos? ¿Tomarías un cappuccino conmigo?
- ¿Por el encuentro? 
- Por el encuentro.
- Pero con abundante canela - agregó ella.
- Con abundante canela... - dije mientras le abría la puerta del "Bar de los corazones encontrados". Un extraño sitio en donde las personas se encuentran y pueden hallar corazones en una mesa junto a una taza de café cortado a medio beber. Un extraño sitio en donde el milagro de encontrar al otro, a ese "otro" que quizás en otro lugar no encontraría, se da, así, sin más... 

El mozo, de impecable vestimenta tradicional blanca y negra y sus respectivos botones dorados, nos sonríe y nos indica una mesa. Me pregunto si es sólo un mozo o si es alguna especie de mago disfrazado de mozo. 

Todo es posible en el "Bar de los corazones encontrados", como en los remotos gabinetes de alquimistas medievales. Y la alquimia hará lo suyo. O el cappuccino con abundante canela. No se... puede ser.

Jorge A. Vai 2013. Todos los derechos reservados

viernes, 17 de mayo de 2013

Ya era tarde...



(Av. Corrientes y Carlos Pellegrini, dos y media de la mañana)

Un hombre, de unos sesenta años, barbado y maloliente pide monedas a los eventuales transeúntes (horrible vocablo, muy policial y/o periodístico). Vestido con andrajos a simple vista, en realidad lleva un traje de unos treinta o treinta y cinco años de antigüedad, raído no sólo por el tiempo, tal vez también por olvidos de poca monta o de gran envergadura, tal vez raído por familias ausentes o simplemente raído por una suerte esquiva que sólo se acuerda de favorecer a los ganadores de alguna tómbola caprichosa...

"Ya era tarde" (fragmento) "Nuevos caminos de Noelia"

© Jorge A. Vai 2013
Todos los derechos reservados.